Casquetes de hielo y glaciares, bullentes géiseres que lanzan columnas de agua, volcanes, ríos furiosos, magníficas cataratas, aves, juguetonas ballenas a un palmo de la costa.
Con una superficie de 103.000 Km² y una población de unos 300.000 habitantes, Islandia sigue siendo uno de los países menos poblados del mundo y, sin ninguna duda, también uno de los más desconocidos.

El viajero que visita la isla hoy en día lo hace por las mismas razones que los vikingos que la descubrieron en el s. IX: el amor por la libertad. Tanto si nos gustan las vastas e inhabitadas extensiones del paisaje como pasear por la ciudad, en Islandia se respira libertad. Y hay un sinfín de opciones para viajar si decidimos descubrir el país a nuestro aire.
Podemos comenzar nuestro viaje con la visita al magnífico Parque Nacional de Thingvellir, la fantástica cascada de Gullfoss y los manantiales de Geysir, con sus campos geotérmicos y las vistas del volcán, todavía activo, Mount Hekla. Todos forman parte del Círculo Dorado de atracciones naturales y enclaves históricos de Islandia. Thingvellir es el lugar donde se reúne el Alþing, una asamblea general que se estableció en el año 930 y que es conocida por ser el parlamento más antiguo del mundo. Gullfoss son dos impresionantes cascadas de agua. Y, por último, el Geysir de Islandia es el geyser que dio nombre al fenómeno en gran número de lenguas.

Atravesando la llanura litoral se alcanza la costa sur de Islandia, donde se pueden admirar otras dos bellas cascadas: Seljalandsfoss y Skógafoss.Ya en la costa nos encontramos con el santuario de aves marinas de Dyhólaey, donde se encuentran en primavera las colonias de Frailecillos. A principios de agosto se puede asistir al primer vuelo de los polluelos, un espectáculo que no debes perderte si estás en las Islas Westmann.
Atravesando el campo de lava más extenso del mundo y la gran superficie de arena Skeidarársandur, donde tuvo lugar la última erupción volcánica, llegamos al Parque Nacional de Skaftafell, un tapiz de bosques y montañas negras y un escarpado glaciar blanco a la sombra de Hvannadalshnúkur, el pico más alto del país. Está situado bajo el glaciar más grande de Europa, Vatnajökull. Höfn es el principal punto de partida para explorar el glaciar y los visitantes pueden divertirse escalando, esquiando o paseando. El Centro Multimedia del Glaciar proporciona información sobre la geología, formación, historia y potencial de los glaciares.

Remontamos la carretera de los característicos fiordos del este parando en la espectacular laguna glaciar de Jökulsárlón, donde es posible navegar entre iceberg flotantes. Entre pequeños pueblos de pescadores e impresionantes montañas, llegamos a Stödvarfjördur, donde se puede visitar el museo de los minerales.

Dejando atrás la zona oriental de la isla atravesamos el fascinante altiplano interior, justo antes de llegar a la cascada más poderosa de Europa, Dettifoss, y a la espectacular garganta de los dioses, Äsbyrgi, ambas en el Parque Nacional de Jökulsárgljúfur. Una buena ocasión para disfrutar de un baño geotermal en la laguna Myvatn Nature Bath.

La visita al lago Mývatn ofrece magníficas instantáneas de volcanes, cráteres, campos de lava y otras formaciones volcánicas. En el pueblo pesquero de Húsavík se puede realizar una excursión en barco para avistar ballenas y delfines.

Desde Húsavík nos desplazamos hacia el oeste hasta llegar a la cascada de los dioses, Godafoss, y la principal capital del norte, Akureyri. Desde aquí, siguiendo la carretera principal, atravesamos prósperas zonas agrícolas hasta llegar a la zona más occidental, donde nos sorprenden el manantial geotérmico más espectacular del mundo, Deildartunguhver, y las bellas cascadas de Hraunfossar.
Los fiordos del oeste, conocidos por sus magos y hechiceros, son también espectaculares (Holmavik, Isafjördur, Kroksfardarnes, Korksfjaroarnes y Orlygshofn) y muy accesibles desde Reykjavík. Este área de Islandia está llena de formaciones de lava y de actividad geotérmica. Hay también excelentes bosques, lagos y ríos, así como impresionantes abismos y cascadas. Precisamente aquí se encuentra la cascada más grande de Islandia, Glymir.
Aunque lo que más llama la atención del destino es su descomunal naturaleza, no hay que ser un amante de la vida al aire libre para enamorarse de Islandia. La capital, Reykjavík (su nombre proviene de una corriente geotérmica y significa «Bahía Ahumada»), es una de las más vivas, seguras y modernas ciudades del mundo, con una vida nocturna y una oferta cultural envidiables. Cuenta con una mezcla maravillosa de belleza natural y sofisticación, y en ella abundan los parques y las zonas al aire libre para explorar y practicar senderismo, junto con gran cantidad de bares, tiendas y museos para entretener a los más cosmopolitas.
PARA DESCUBRIR…
Una fuente de energía. En el pequeño valle de Haukadalur podrás experimentar le latido del corazón de la Tierra. Fascinantes los 35 m de altura del Strokkur.Un salto de agua espectacular. En el parque nacional de Thingvellir, Gullfoss es un verdadero tesoro nacional. La belleza y el tronante sonido de esta majestuosa cascada hipnotizan a todo el mundo.Un oasis de paz. Nada puede compararse con Thorsmörk. Este valle salvaje situado entre glaciares y ríos nos transporta a paisajes legendarios.Un lugar inolvidable. Los acantilados de Dyrhólaey ofrecen unas magníficas vistas sobre playas de arena negra dominadas por una cadena de formaciones rocosas y por el glaciar Mýrdalsjökull.
LO MEJOR DE ISLANDIA
La capital, Reykiavik. La sofisticación de una ciudad rodeada por un paisaje espectacular.Nadar en la Laguna Azul de la península de Reykjanes, una extensión de agua surrealista rica en minerales en un escenario de nieve y campos de lava antracita.Vatnajökull. Para recorrer en motonieve el glaciar más grande de Europa.Los fiordos del norte, de belleza incomparable.Los mini-cruceros de Skjalfandi para ver ballenas.El parque de Mivant, la comunidad de pato salvaje más grande del mundo.El Sol de Medianoche. Blancas noches de hadas entre junio y julio, cuando el sol nunca se pone.
Mil cosas para hacer
En cualquier momento del año, Islandia ofrece algo que llama la atención. En verano, la noche cede su lugar al día infinito. Estimulados por la luz del sol de medianoche, es posible disfrutar todavía más de un país lleno de paradojas y de contrastes en el que cada segundo se convierte en un placer eterno. La luz mágica del sol de medianoche ofrece otra visión de la isla, intensificando aún más su aureola de misterio. Paisajes variados y misteriosos que reservan siempre experiencias únicas, aventuras sorprendentes y nuevos desafíos.

De abril a septiembre se abre la temporada de pesca de la trucha en lagos y ríos de todo el país, y desde mayo se puede pescar salmón. También en abril comienza la época de observación de ballenas, con miles de ellas a poca distancia de la costa (hasta septiembre). En la Bahía de Skjalfandi se encuentra el pueblo de Husavik, que se está convirtiendo en el centro de observación de ballenas más importante de Europa. Del 6 al 17 de junio se celebra el Festival Vikingo de Hafnarfjörður, donde se reúnen más de 100 vikingos de diferentes países con otros 60 vikingos islandeses para disfrutar de un fin de semana de juegos y festejos.

Y es en verano, cuando el sol no se pone, cuando podemos hacer ejercicio físico en plena naturaleza a cualquier hora del día. Todos los deportes están al alcance de la mano, según la capacidad de cada uno. Algunas actividades, como la natación en piscinas de agua geotérmica, forman parte de la vida cotidiana. Otras son una manera ideal de olvidarse del estrés cotidiano, y aún otras nos dan la oportunidad de luchar contra los elementos, recuperar el espíritu de equipo y ver cómo las preocupaciones se esfuman. El distrito de Skagafjördur, una zona de una belleza natural espectacular, con ríos, glaciares, tierras altas, valles verdes y montañas, es un popular punto de encuentro para la práctica de rafting. Las excursiones a los glaciares, que cubren el 11% del país, se hacen en 4×4 o en trineos a motor (la opción más popular). Los más visitados son: Drangajökull, Glerádalsjökull, Snaefellsjökull y Vindheimajökull. Una excursión a caballo para apreciar el buen carácter y los cinco pasos del valiente caballito islandés también es ineludible.

Para conocer la historia, la naturaleza y la cultura de Islandia, nada como visitar alguno de sus numerosos e interesantes museos. El Vesturfarasetrio, en Hofsós, narra la historia de los muchos islandeses que tuvieron que emigrar a Canadá o EE.UU. en busca de una vida mejor tras la erupción volcánica en el Askja. Uno de los más famosos es el Museo Popular de Skógar, con una excelente colección de herramientas y utensilios, bordados, obras de arte y otras piezas que nos dan una idea bastante exacta de la vida en el país hace 150 años.
Como descubrir un país también implica descubrir su gastronomía y costumbres, no podemos pasar por alto la ocasión de catar alguno de los productos típicos islandeses, el no va más en sabor. Dado que el café es la bebida nacional “no oficial”, es fácil encontrar algún lugar simpático donde pasar un rato degustándolo con calma y dedicándonos al contemplativo deporte de mirar. Para acompañar, una «kleina» (especie de rosquilla islandesa).A la hora de cenar, en todo el país se puede disfrutar de una suculenta variedad de comida basada en los mejores ingredientes. No hay que dejar de probar el «hangikjöt» (cordero ahumado), el pescado y el marisco, de una frescura increíble, el «lundi» (frailecillo) y productos lácteos únicos como el «skyr» (especie de yogur).
Algunos datos curiosos
- Aunque hay muchos fiordos, la mayor parte de la isla (52%) es un desierto de lava y hielo.
- Las industrias principales son la pesca, aluminio, producción de energía, finanzas y turismo.
- Más de un 11% del país está cubierto de glaciares.
- Treinta volcanes de la era postglaciar han entrado en erupción en los dos últimos siglos. También se aprovechan los ríos para producir energía hidroeléctrica barata.