Cumpliendo con su promesa electoral, uno de los primeros pasos del presidente Joe Biden ha sido iniciar formalmente el proceso para que Estados Unidos vuelva al Acuerdo de París, el tratado internacional que tiene como objetivo luchar contra el cambio climático.
Es una muy buena noticia que Biden tome esta decisión el primer día en el cargo, y una medida fundamental para revertir las acciones del negacionista Donald Trump, que había dado la espalda a los casi 200 países que se comprometieron a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
En esta nueva era, Estados Unidos debe compensar su papel histórico como contaminador climático: es el segundo país más contaminante del planeta y, en la última década, ha multiplicado su producción de petróleo, una de las fuentes de energía más contaminantes.
Pero el tiempo para salvar el planeta se acaba y las soluciones a la crisis climática no van a aparecer de la nada. Las grandes empresas seguirán enriqueciéndose con el uso de combustibles fósiles mientras no lleguen medidas transformadoras.
Los primeros 100 días de la presidencia de Biden serán decisivos. Su administración tiene la oportunidad de poner fin a la era de los combustibles fósiles y de hacer la transición de una economía extractiva a otra que ponga a las personas y al planeta en primer lugar
La lucha contra el cambio climático tiene que ser global, y países como España podrían liderarla. Pero hasta ahora los sucesivos gobiernos de nuestro país no han estado a la altura del desafío climático. Y están poniendo en riesgo nuestro planeta y su futuro.
