El sábado pasado saltó a los medios el caos interno que vive la compañía aérea más grande del mundo, American Airlines. El desorden operativo es tremendo, al punto de que este lunes tuvo que anunciar la cancelación de cientos de vuelos para las próximas tres semanas, con la esperanza de, mientras tanto, encontrar miles de trabajadores con los que normalizar los servicios.
El problema fue el súbito aumento de la demanda en Estados Unidos acompañado por la salida de muchos trabajadores. Shannon Gibson, portavoz de la compañía, dijo a la televisión que “las primeras semanas de junio han traído un alza de demanda sin precedentes, impactando fuertemente nuestra operación y causando demoras, vuelos cancelados e interrupciones en los horarios de los miembros de la tripulación y los planes de nuestros clientes. Eso, combinado con la escasez de mano de obra, nos ha llevado a tener que reorganizarnos para mejorar la respuesta a la demanda”.
Las cancelaciones de American Airlines afectarán a toda su red, aunque los analistas creen que el hub del aeropuerto de Dallas-Fort Worth será el más afectado.
Sólo en esta semana, la demanda en Estados Unidos creció en otro millón y medio de asientos. John Grant, experto en aviación consultado por los medios de comunicación dice que la industria aeronáutica americana ofrece ahora mismo 72,4 millones de asientos a la semana.
