Uno de los lugares más notables, donde la convivencia entre pueblos étnicos te hace sentir como si estuvieras en diferentes países.
Antes de llegar a Vietnam sabíamos muy poco del país y de su gente, lo único que conocíamos es que era un país asolado por muchos años de guerra. Tras nuestra estancia allí pudimos comprobar que es un país maravilloso con mucha y diversa cultura y con gente encantadora y amable.
Llegamos a Hanoi en avión y desde allí viajamos a las montañas del norte, hasta Sapa, en la provincia de Lao Cai, en la frontera con China, uno de los lugares más notables, donde la convivencia entre pueblos étnicos como los Hmong, Dzao, San, Dui, Muong, Tay y Thai te hace sentir como si estuvieras en diferentes países.
El pueblecito está normalmente arropado por brumas que muchas veces se convierten en fina lluvia, lo que hace que los días de sol sean una maravilla por los diferentes contrastes y coloridos que ofrecen las montañas. Numerosos valles y aldeas rodean Sapa, albergando una multitud de poblaciones que se desplazan a la ciudad para vender y comprar sus productos. La presencia de estos grupos étnicos decora las calles, luciendo sus trajes vistosos con la mayor naturalidad, ante los perplejos turistas.Aquí, uno deduce que se encuentra en el país de las motos. La cantidad de ellas es sorprendente y lo más asombroso es que se utilizan para transportar de todo: un armario, cerdos, televisores, ventanas…Es un auténtico vehículo multiusos
Desde aquí nos dirigimos a las aldeas de Tavan y Taphin para después recorrer la serpenteada carretera de las montañas de mármol. Al fondo de los valles se pueden admirar los cultivos sobre terrazas formando caprichosas líneas curvas en las que los campesinos aran la tierra.
Partimos hacia la Bahía de Halong, que significa el Descanso del Dragón. Según cuenta la leyenda, el nombre viene de cuando los dragones del Señor Buda, una vez terminaron el trabajo de la creación del mundo, encontraron aquí un lugar tan bello que decidieron bajar a descansar. La bahía está llena de islas de piedra caliza, cerca de unas 3.000, algunas con playa y otras totalmente rocosas, la gran mayoría inhabitables. El mar está tranquilo y reina la paz, y al atardecer las vistas son preciosas, con el sol reflejando una luz cálida y tiñendo de rojo las aguas. Las siluetas de los barcos al contraluz parecen figuras gigantescas que se balancean lentamente. Algunas embarcaciones son casas flotantes para sus dueños, y otras llegan para vender a los turistas bebida, fruta o cualquier otra cosa.
En los cruceros por la zona se puede visitar la Cueva de la Sorpresa, formada hace unos 60 millones de años.
De vuelta a Hanoi se puede visitar la pagoda de un solo pilar, cuya leyenda cuenta que hace cerca de 1.000 años un rey de Vietnam que no tenía ningún hijo varón soñó que Buda le entregaba una flor de loto. Más tarde su mujer le daba un príncipe. Mandó construir la pagoda en forma de flor de loto con el nombre de Mot Cot.
Tran Quoc, que significa Protector de la Patria, es la pagoda más importante de Hanoi y en su interior se puede admirar la figura de bronce del Señor protector de la Patria “Quan Thanh». Y no podemos olvidar el Museo de los Pueblos Étnicos, donde se muestra la vida, el paisaje, las costumbres, el credo y la cultura de los pueblos étnicos de Vietnam. Los Viet o Kinh, la etnia mayoritaria, forman el 83% de la población. Los restantes son los Hmong, Thai, Dzao, Muong, Cham, Kmer…
Por último, el Templo de la Literatura, Van Mieu. Fue la primera universidad del país y en él se enseñaba a ser dirigente feudal. Alberga las figuras de Confucio y sus discípulos.
Hue, antigua ciudad de los emperadores y capital del último feudalismo en Vietnam (1802-1945), es patrimonio de la humanidad. Está dividida en dos por el río Perfume, quedando al norte la ciudadela y las tumbas reales y al sur la población. Hay que visitar las pagodas, la ciudad prohibida púrpura y diversas tumbas, como la del emperador Minh Mang (2º rey), la del emperador Tu Duc (4º rey) y la del emperador Khai Dinh (12), realizada con trocitos de porcelana, cerámica, vidrio y materiales de lujo.
Es más que recomendable navegar a través del río Perfume (Huong). Sus aguas recorren los bosques de sándalo y hierbas aromáticas absorbiendo y desprendiendo sus aromas, de ahí su nombre. En su orilla se alza la pagoda de Thien Mu (La Dama Celestial).
Desde Hue continuamos hasta Hoi An (Recinto de Paz), donde encontramos una ciudad pequeñita y muy acogedora cerca del mar. En su centro se erigen templos y edificios en estilo colonial. Aún se conserva un puente japonés.
Bajando hacia el sur llegamos a Nha Trang, situada en la costa y con aires más modernos que los vistos hasta ahora. Su paseo marítimo está totalmente pavimentado y decorado con flores y palmeras y es curioso ver cómo por las mañanas, cuando sale el sol, la gente se concentra en la playa para practicar taichi antes de empezar a trabajar. Interesante es la Pagoda de Long Son, situada en la cima de la colina y donde encontramos una imagen enorme del Buda blanco.