Un mar congelado de 450.000 años o la mayor concentración de castros prerromanos, joyas que no imaginas encontrar en la provincia de Salamanca

La provincia de Salamanca ha sido protagonista de la historia y el desarrollo de la especie humana a lo largo de los siglos. Tal es así, que atesora importantes yacimientos arqueológicos y restos de construcciones, ciudades y poblaciones que nos sirven para comprender cómo era la forma de vida de nuestros antepasados.

Salamanca

A través de un viaje en el tiempo único, los visitantes podrán descubrir lugares únicos y conocer por qué nuestros antepasados eligieron las tierras salmantinas para fijar sus asentamientos. Desde el hombre prehistórico y sus grabados, las pinturas rupestres y esquemáticas del post Neolítico y el Neolítico, a los primeros asentamientos prerromanos, la presencia romana o un antiguo océano helado, la provincia de Salamanca se convierte en un destino único para los amantes de la arqueología y de la evolución humana.

La localidad de Monsagro esconde al visitante una sorpresa inesperada. A orillas del río Alagón en el Parque Natural de Las BatuecasSierra de Francia el visitante podrá descubrir la ruta de las Huellas Fósiles. Un itinerario urbano a través de señales direccionales en el suelo y las paredes que explica al viajero las huellas de distintos organismos de hace 450 millones de años, visibles en las rocas que adornan las casas, calles y fuentes de este pueblo.

En aquella época, la Península Ibérica estaba situada muy cerca del Polo Sur y un frío océano cubría toda esta zona. En ese mar de aguas poco profundas vivían distintos organismos, como los trilobites, ya desaparecidos, gusanos y otras especies, cuyos restos quedaron grabados en los fondos marinos arenosos que orogenias posteriores transformaron en las cuarcitas. La visita al Centro de Interpretación de los Mares Antiguos de Monsagro incluye una proyección sobre el origen de las huellas de fósiles marinos que han aparecido en las cuarcitas de Monsagro y sus alrededores y para finalizar podremos sumergirnos en un mar de hace 450 millones de años y coger trilobites con nuestras manos a través de la realidad virtual.

Los hombre prehistóricos también eligieron Salamanca y más en concreto las orillas del río Águeda para establecer sus primeros asentamientos. Se trataba de un lugar clave para abastecer sus necesidades por ser un enclave estratégico para garantizar su supervivencia. Eran hombres depredadores, cazadores y recolectores y en este lugar tenían todo lo necesario para ello. Gracias a su habilidad, hoy en día se puede disfrutar en la Estación arqueológica de Siega Verde, de unos grabados que conforman el conjunto de arte paleolítico al aire libre más sobresaliente de la Península Ibérica que obtuvo la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2010.

Salamanca también atesora pinturas rupestres de gran calidad. En un profundo y aislado valle situado a 14 kilómetros de La Alberca -municipio declarado Conjunto Histórico- se encuentran restos de primitivos asentamientos neolíticos y las huellas de nuestros antepasados. Se trata de un valle secreto y protegido, ubicado en el Parque Natural de Las Batuecas, un lugar de retiro espiritual como lo demuestra el convento carmelita y las antiguas ermitas existentes en la zona. En este enclave paisajístico único, destacan un grupo de pinturas rupestres datadas en torno a los 7.000 – 5.000 años, dentro del denominado arte esquemático de los últimos grupos prehistóricos del calcolítico de la Edad de Cobre.

Hace 2.500 años el pueblo prerromano de los vetones encontró refugio en las accidentadas tierras de Las Arribes. En este lugar construyeron sus poblados fortificados, castros y los rodearon de enormes fortificaciones y murallas para defenderse de sus enemigos. Se trata de una concentración única de pequeños castros, que a día de hoy sigue siendo un enigma para científicos e historiadores. Esta ruta se complementa con dos circuitos: el de Lumbrales y el de Yecla, donde se localizan dos de los yacimientos arqueológicos más espectaculares de la Península Ibérica: el castro de Las Merchanas y el de Yecla la Vieja.

Además la provincia de Salamanca posee otros puntos y colecciones para los amantes de la arqueología y la Prehistoria. A las afueras de Alba, apenas a 5 minutos de la villa, se encuentra una de las mejores colecciones privadas de la región: el Museo arqueológico «Padre Belda». Una colección privada compuesta por más de 5.000 fósiles, minerales, piezas arqueológicas y objetos etnográficos procedentes de todo el mundo. Es el fruto de la pasión de toda una vida, la del padre Belda, reconocido humanista y arqueólogo que fundó este museo en 1982.

Además, los visitantes pueden disfrutar del Museo «Casa de los Frailes» en Vilvestre. Una muestra formada por una colección permanente denominada La Prehistoria en Las Arribes, cuyos fondos, de gran valor desde el punto de vista histórico y arqueológico, han sido depositados por el profesor Luis Benito del Rey. Las piezas, en su mayor parte, se corresponden con la época prehistórica, desde el Paleolítico al Calcolítico, aunque también hay materiales romanos y visigodos.

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