Menorca, luz, calma y naturaleza

Menorca, la bella, la isla con tal diversidad ambiental existente en apenas 700 kilómetros cuadrados de extensión. Una representación de casi todos los hábitats propios del Mediterráneo. Desde los barrancos, las cuevas, las zonas húmedas integradas por charcas, lagunas y marismas, hasta los sistemas dunares, las costas y los islotes.

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La isla se divide en dos regiones. La primera, al norte, es la más agreste y en ella se encuentran playas de arena rojiza y paisajes de gran belleza. La segunda, situada al sur, tiene un relieve mucho más suave y una costa con acantilados, barrancos cubiertos de pinos y calas de arena dorada. La elevación más alta de la isla es el monte Toro, de 357 metros.

Menorca ha sido, desde la prehistoria hasta tiempos muy recientes, lugar de paso de distintas culturas a causa de su situación estratégica en el centro del Mediterráneo occidental, que ha propiciado que desde los albores de los tiempos diferentes pueblos hayan codiciado la isla como puerto de escala y refugio. Unos y otros dejaron un rico legado histórico en la isla, que hace del más oriental de los territorios de la Baleares una tierra con un relevante patrimonio. Es por ello que historiadores y arqueólogos han considerado que Menorca constituye un auténtico museo al aire libre. Tanto su prehistoria como la historia son tan intensas que parecen impropias de un territorio de tan reducidas dimensiones.

Las diferentes culturas, la presencia de sepulcros megalíticos, cuevas de enterramiento o navetas funerarias tienen convergencia en Menorca, y especialmente en la naveta de Es Tudons, dado que todas estas originales peculiaridades dan a la isla un carácter de museo al aire libre. La isla igualmente es la cuna de la cultura talayótica, por lo que podemos visitar los ‘talayots’ –construcciones realizadas con piedras que forman estructuras a manera de torre-.  Este rico legado le ha otorgado el título de Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2016.

 Menorca fue declara Reserva de la Biosfera en 1993, conformándose el Parque Natural de s’Albufera des Grau como su núcleo principal. Este parque natural está situado en el término municipal de Maó. Ocupa una extensión de 1.947 hectáreas, de las que 72 pertenecen a la albufera, a las que hay que añadir la zona inundable conocida como Es Prat; varias charcas, entre las que destacan la de Morella y la de Sa Torreta; y la isla de En Colom, que tiene una superficie de 60 hectáreas. Para los aficionados al avistamiento de aves, Baleares sabe dar respuesta al placer que da sentirse un expedicionario: a 200 metros de la costa se puede ver la “Illa d’en Colom”, refugio de aves marinas y lugar esculpido por el viento, donde esos curiosos aventureros de los prismáticos podrán sacar su potencial y disfrutar de las distintas especies de aves presentes en este enclave natural. Otro lugar y no menos relevante, marcado por una punta rocosa costera, es el Cap de Favaritx, presidido por un faro de 1922.

La población se concentra en los ocho municipios en que se divide: Maó, capital administrativa de la isla, Ciutadella, la antigua capital, Alaior, Ferreries, Es Mercadal, Es Castell, Sant Lluís y Es Migjorn Gran. Existen otros tres núcleos urbanos, Sant Climent, Llucmaçanes y Fornells, los dos primeros en el término municipal de Maó y el último en Es Mercadal. Maó al este y Ciutadella al oeste, son los dos pueblos más habitados de la isla.

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Menorca ofrece inmejorables oportunidades de combinar el deporte con el disfrute de la naturaleza. Los aficionados al mar encontrarán un abanico de posibilidades, desde el baño en cualquier cala de la isla, a actividades específicas como el windsurf, la vela, el esquí náutico, la pesca deportiva, la navegación a vela o el submarinismo. También se realizan excursiones en barca alrededor de la isla, y visitas a los principales puntos de interés de la costa. Las urbanizaciones ofrecen varios servicios: centros de buceo (desde niveles básicos a superiores), de práctica de windsurf (Fornells es el punto más conocido) y la posibilidad de practicar otras actividades y deportes náuticos. Otras opciónes son alguno de los puertos deportivos que rodean la costa: Maó, Addaia, Fornells, Ciutadella o Cala’n Bosch, aparte de otras instalaciones náuticas menores.

La hípica es una actividad que puede realizarse en alguno de los numerosos hipódromos y clubes hípicos de la isla, en Maó, Ferreries, y Ciutadella especialmente. Las excursiones a caballo por caminos y rutas rurales son otra interesante posibilidad de compaginar la hípica con la observación de la naturaleza. De hecho, el caballo es también el protagonista de todas las fiestas populares que se celebran a lo largo del verano menorquín. Desde junio a septiembre, los caballos y sus jinetes, vestidos de blanco y negro los primeros, y adornados con lazos, bordados y claveles multicolores los segundos, reviven cada año un ritual que nace a principios del siglo XIV.

Desde Mahón, la capital insular nos podremos trasladar a Binibeca, un pueblo de pescadores y casas blancas, así como visitar el Monte Toro, la cima de Menorca y el Faro Favàritx. La segunda ciudad de la isla, Ciutadella, nos ofrece la oportunidad de disfrutar de hermosos paseos por su núcleo urbano.

El ciclismo puede practicarse en buen número de carreteras secundarias y caminos rurales, con excursiones programadas y guiadas o por libre. También el excursionismo y el senderismo disponen de rutas específicas para disfrutar de la naturaleza y del paisaje de la isla, o de la observación de pájaros y hábitats naturales. Entre Ets Alocs y sa Muntanya Mala podemos realizar una ruta de senderismo de dificultad baja y de unos 6 kilómetros que nos deleitará con el abundante patrimonio histórico del municipio.

Disfrutar de la diversidad del territorio menorquín y, en ocasiones, de las rarezas de su morfología y paisaje, es posible realizando algunas de las 20 rutas que se proponen, a caballo, a pie o en bicicleta de montaña, rodeando la isla de Menorca a lo largo de los casi 120 kilómetros de recorrido.

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Para los amantes de “La vuelta al mundo en ochenta días”, Baleares también tiene una sorpresa bajo la manga que te hará sonreír y disfrutar de los viajes como Phileas Fogg. Actualmente se tramita la ley del «Camí de Cavalls», un camino que recorre todo el litoral de la isla. Un elemento paisajístico singular en el territorio de la isla que proporciona una lectura compleja a su paso por diferentes ámbitos con una variedad morfológica y dinámica distinta. A pesar de no poder establecer con total exactitud el origen, en la documentación más antigua que se conserva consta que el Camí de Cavalls, durante el siglo XVIII, se utilizaba fundamentalmente como un sendero perimetral a toda la isla, con la finalidad de defensa, y que permitía a la autoridad militar o gubernamental una buena vigilancia de las costas y un eficaz medio comunicación y servicio a las atalayas, baterías y otras fortificaciones. Se puede constatar que el Camí de Cavalls también se construyó como servidumbre de paso para uso público, que circunvalaba la costa menorquina y que, en ocasiones discurría por fincas privadas.

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El aeromodelismo es otra interesante opción, además de la aviación deportiva en avionetas de alquiler si se dispone de licencia, o las excursiones aéreas para disfrutar de la isla desde el cielo, para grupos de hasta seis personas. La espeleología ofrece posibilidades tanto en la costa como en el interior, gracias a la gran cantidad de cuevas que se abren en acantilados y barrancos.

Playa Macarella

Las Islas Baleares cuentan con una increíble oferta para el turista de golf. Sus agradables temperaturas durante todo el año, su perfecta combinación con el entorno natural y unas completas infraestructuras son la razón fundamental por la que cada año miles de golfistas visitan la isla para la práctica de su deporte favorito; el lugar indicado es el Club de Golf Son Parc, el único de la isla, y con 18 hoyos para disfrutar de este deporte en plena naturaleza.

Menorca
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La cocina menorquina es totalmente mediterránea, hecha a base de ingredientes naturales y frescos de la tierra y del mar. Destacan la deliciosa carne de las fincas ganaderas de la isla; el pescado fresco, los mariscos y la langosta, base de la conocida caldereta; el queso artesano con Denominación de Origen elaborado en las fincas menorquinas; y los embutidos de matanza, también tradicionales.

Menorca

Mermeladas, miel y productos de bollería se añaden a la tradición gastronómica de la isla. En cuanto a bebidas, el gin, la ginebra herencia de la dominación inglesa, se sigue fabricando hoy en destilerías siguiendo las técnicas ancestrales. También se elaboran de forma artesanal licores de frutas y hierbas digestivas.

menorca.es

 

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