Un paisaje de 155.000 ha de inusitada belleza. Dunas de arena blanca que alcanzan hasta los 50 m de altura y estanques de agua cristalina y color turquesa. El Parque Nacional Lençóis Maranhenses, en el estado de Maranhão y a orillas del río Preguiças, abarca los municipios de Primeira Cruz, Santo Amaro y Barreirinhas; uno de los paisajes brasileños más oníricos que parece no acabarse en el horizonte.
Agraciado por la -todavía- no abusiva recepción de turistas, es uno de los enclaves del país menos conocidos y sorprendentes ya que, aunque reciba muchas precipitaciones al comienzo del año, no posee casi vegetación. Extrañamente se encuentra en un clima de la selva tropical, a las afueras de la cuenca del Amazonas, rodeado de mar por un lado y por exuberantes bosques verdes por el otro. Los estanques, de un color tan vivo, son uno de los atractivos y contrastan ante esta postal nívea, destacando Lagoa Azul, Lagoa Bonita, Lagoa Tropical y Lagoa da Gaviota, auténticos oasis que recompensan a aquellos que se aventuren a través del extenso mar de dunas; el más grande de Brasil. En el interior del Parque hay también dos oasis: Queimada dos Britos y Baixa Grande.
Debido a las condiciones del terreno no se permite la entrada a la mayoría de los coches, sino que hay que conducir o contratar excursiones en vehículos 4×4. Una experiencia para moverte entre estas montañas volátiles, ver un atardecer, pasar la noche en la inmensidad, conocer las comunidades locales o darte un chapuzón en las aguas que se acumulan entre los valles de dunas.
¿Sabías que…?
- La mejor época para visitarlo es a partir de abril, cuando ya ha pasado la época de lluvias y los estanques están llenos.
- En las playas se pueden encontrar cangrejos, tortugas marinas, y aves migratorias como el maçarico, la Marreca-de-asa-azul y el Trinta-réis.
- En los estanques puedes ver peces, y aunque en la época seca se consuma el agua, los huevos sobreviven para eclosionar al año siguiente.