Más de 300 islas para conocer y disfrutar enmarcadas en un relieve montañoso con playas cálidas, accesibles y tentadoras.
La República Parlamentaria de las Islas Fidji agrupa alrededor de 320 islas mayores (de ellas 166 están permanentemente deshabitadas) y cerca de 522 menores, y en su totalidad conforman un gran paraíso, aunque eso seguro que ya lo sabías.
Aunque su interior es montañoso, sus playas son accesibles y sus aguas amalgaman una especial mezcla de tonalidades de azules que se mezclan con el blanco y el marfil de su arena. La diversidad cultural impera en este archipiélago donde las festividades abarcan desde el “festival hindú del color” hasta la celebración musulmana del “nacimiento de Mahoma” o la cristiana de la “Navidad”.
Royal Davui En los mares del Pacífico Sur se encuentra el centro vacacional de Royal Davui, adonde Neyzen te propone trasladarte para disfrutar de un viaje fascinante. Ubicado en un enclave remoto, entre aguas turquesas y playas de arena blanca, constituye el refugio perfecto para aquellas parejas que deseen vivir una experiencia única. Construidos con caoba, teca, paja, caña y cristal, Royal Davui ofrece al visitante 16 vales, término que significa “casa” en el idioma ancestral de las islas, todos ellos con imponentes vistas a la laguna, jacuzzi propio y hasta piscina privada con spa. Los viajes en catamarán hacia las islas cercanas, la degustación de vinos procedentes de Australia y Nueva Zelanda, la cocina a base de mariscos de la zona, las excursiones a pie por la enigmática y misteriosa selva de Beqa… Cada detalle adquiere en Royal Davui una dimensión desconocida.
The Wakaya Club Neyzen también te lleva a The Wakaya Club. Situada entre anillos de corales cubiertos de aguas turquesas, entre lánguidas y bellas palmeras y bajo un clima agradablemente cálido, Wakaya sólo puede definirse con los términos paraíso, edén o vergel. En efecto, muchos la han bautizado como la “joya” de las Islas Fidji. La oferta de alojamiento de la isla es fácil de contabilizar. Únicamente existen tres viviendas en todo el lugar, y sólo es posible alojar a un total de 16 huéspedes. Paredes cubiertas de bambú tejido a mano, techos de gran altura y suelos elaborados con madera de yaka. Descansar en Wakaya es un lujo difícil de explicar. Saborear los platos de cocina autóctona, hindú, china o continental constituye otra experiencia inenarrable. Y practicar golf en un campo donde se levantan cocoteros de cientos de años ofrece una pincelada de originalidad y exotismo a la estancia en la isla.