Cientos de miles de egipcios contemplan emocionados, y se diría que con devoción, el paso de un cortejo faraónico como sus antepasados lo hicieron hace más de 3.000 años.
Hamdi Zaki y Enrique Sancho
El pasado sábado 3 de abril y las calles y plazas de El Cairo contemplan con estupor el traslado de 22 faraones, 18 reyes y 4 reinas, del Antiguo Egipto desde su sede temporal en el Museo Egipcio, donde reposaban desde hace un siglo al nuevo Museo Nacional de la Civilización Egipcia (NMEC) en Al Fustat, al sur de la capital en el barrio copto, un megamuseo dedicado únicamente a la cultura de los faraones desde la época faraónica hasta nuestros días, incluyendo las épocas grecorromana, copta, e islámica así como la moderna y la contemporánea.
A diferencia con los antiguos enterramientos que trascurrían por recónditos y secretos pasajes del Valle de los Reyes y que solo eran contemplados por los elegidos, en esta ocasión, además de los miles de egipcios y turistas, pueden verlo millones de espectadores de los 300 canales de televisión que lo emiten en directo.
El cortejo, que se ha dado en llamar Desfile Dorado de los Faraones, según informa el egiptólogo Hamdi Zaki, que fue Consejero de Turismo para España y América Latina durante muchos años, va encabezado por el faraón Seqenenre Taa y lo cierra Ramses IX, entre uno y otro, en orden cronológico, están las momias destacadas de Ramsés II, su padre Seti I, Tumotsis III, o las reinas Hatshepsut y Nefertari. La mayoría de estas momias fueron descubiertas cerca de Luxor, al sur de Egipto, a partir de 1881. Entre faraón y faraón, el desfile es amenizado con actuaciones de artistas egipcios como Mona Zaki, Sawsan Badr, Hussein Fahmy, o Yousra.
El recorrido comienza en la emblemática plaza Altahrir donde dan varias vueltas alrededor del obelisco de Ramsés II recién instalado en dicha plaza y sigue con un paseo por las calles de la ciudad de El Cairo. Por supuesto, todo se hace con grandes medidas de seguridad no solo por respeto a los faraones, también por el riesgo del Covid. Egipto ha superado notablemente la pandemia, para un país con más de 100 millones de habitantes, ha habido menos de 12.000 fallecidos y actualmente la incidencia es de solo 9,26 por cada cien mil habitantes.
Como los carros de Tutankhamón
Cada faraón es paseado en su sarcófago transportado por una carroza dorada de estilo antiguo hechas por artistas egipcios imitando a los carros de combate encontrados en la tumba de Tutankhamón pero con tecnología moderna, en un envoltorio que contiene nitrógeno, en condiciones muy similares a las de las urnas en las que estaban en el museo. Los vehículos que las transportan tienen además un mecanismo para evitar los impactos.
A las puertas del nuevo museo, los ilustres faraones serán recibidos por el presidente egipcio Abdelfatah El-Sisi y altas autoridades del país así como expertos arqueólogos, como el reconocido egiptólogo Zahi Hawass. «Por primera vez, las momias se presentarán de una manera bonita, con fines educativos», ha comentado el propio Zahi Hawass.
El nuevo museo de Fustat es el aperitivo del grandioso proyecto del Gran Museo Egipcio (GEM), cerca de las pirámides, que será inaugurado en los próximos meses, y que albergará las colecciones faraónicas del Museo de El Cairo, entre ellas el célebre tesoro del rey Tutankamón. Su tumba, descubierta en 1922, conservaba la momia del joven rey y numerosos objetos de oro, marfil y alabastro.
Dos nuevos atractivos culturales y turísticos con los que Egipto confía en recuperar la buena racha de visitantes turísticos que tuvo hasta 2019, cuando recibió 13,6 millones de turistas, con un incremento ese año del 21% respecto al anterior.