Descubre el otoño en la ría de Muros-Noia

La Ría de Muros-Noia es un destino para descubrir con los cinco sentidos. Un lugar lleno de encanto y con rincones de los que enamorarse este otoño. Puestas de sol desde un mirador de la Edad de Hierro, bosques mágicos llenos de árboles ancianos, el monte más representativo de la Galicia Mágica… Estos son algunas de las fotografías para vivir y sentir en la ría más salvaje de Galicia.

El final del verano no supone el final de los viajes, y menos si hablamos de un destino como la Ría de Muros-Noia. Sus parajes hacen que el tiempo se pare. La frondosidad de sus boques, su clima y su orografía hacen que el viajero descubra rincones sacados de un cuento de fantasía. Unos lugares que se vuelven realmente mágicos en otoño.

Lousame es un concello que invita al contacto con la naturaleza. Recorrido por espléndidas rutas de senderismo que acercan a sus miradores (monte A Muralla, monte Iroite) o bien serpentean junto a sus ríos (Vilacoba o San Xusto), Lousame ofrece algunas de las más bellas estampas de la Galicia verde. Quizá el ejemplo más destacado sea el alcornocal de San Lourenzo. En este escenario sobrecogedor, donde los alcornoques compiten en retorcimiento por conseguir las formas más caprichosas, devotos y visitantes pueden disfrutar de la zona del merendero o simplemente dejar volar la imaginación.

Otra de las mejores formas de conocer el territorio es a pie. La vegetación salvaje la componen increíbles helechos de grandes dimensiones, musgo perenne de variadas tonalidades, ancianos árboles autóctonos, etc. Todo ello enmarcado por cascadas, puentes históricos y ruinas de épocas pasadas.

El Monte Louro es otro de estos lugares. El gigantesco macizo constituye uno de los escenarios más representativos de la Galicia Mágica. Cerrando la ría por el extremo norte, su original silueta de dos cumbres (con un máximo de 240 metros de altura), se adentra en el mar dando rienda suelta a la imaginación: en su historia se confunden los mitos y las leyendas con el recuerdo de ritos paganos ancestrales.

Además desde el Castro de Baroña, se puede contemplar una puesta de sol inigualable. Este poblado de la Edad de Hierro es singular, no solo por sus características tan representativas sino por ser una pequeña península unida a la costa, algo que le hace ser uno de los lugares más espectaculares y reconocidos de Porto do Son.

Otra de las muchas curiosidades que alberga la ría, es el Museo de Lápidas Gremiales. Situado en el la Iglesia de Santa María A Nova (siglo XIV), representativa de la arquitectura gótica marinera y en la actualidad desacralizada, se encuentra uno de las exposiciones más singulares del mundo; se trata de un museo de laudas (lápidas sepulcrales). El recinto alberga una gran colección de losas de forma rectangular, de piedra, que cubrían las tumbas de los muertos y que destacan por sus inscripciones, marcas y grabados.

Descubre a través de los cinco sentidos un lugar privilegiado lleno de encantos y con rincones de los que enamorarse.

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