Festival de Cine de Málaga, sin alfombra roja

Si la decisión de celebrar el año pasado la edición correspondiente del Festival de Cine de Málaga en agosto entrañó un órdago pionero, que demostró la posibilidad de desarrollar actividades culturales seguras tras los estragos de la pandemia y que abrió el camino a que otros certámenes similares adoptaran las medidas adoptadas para sus respectivas ediciones, la puesta de largo de la 24 edición en este 2021 parecía inclinarse a una mayor normalidad hasta cierto punto consecuente.

Festival de Cine de Málaga

Sin embargo, no ha sido así: para empezar, la celebración en junio constituye ya un rasgo atípico y tardío para un festival primaveral, que de hecho en sus últimas convocatorias había hecho plaza fuerte en marzo para distinguirse de otras citas cinéfilas en España.

Y aunque la evolución de la pandemia parece a estas alturas considerablemente más satisfactoria que el año pasado en virtud de la campaña de vacunación, la decisión de abrir el grifo a la hora de devolver al ciclo malagueño su carácter festivo se barruntaba peliaguda.

Finalmente, muy a pesar de los logros de Pfizer y compañía, el Festival de Málaga tiró de sentido pragmático para volver a optar por una edición «que diera prioridad al cine en detrimento de su carácter social», en palabras de su director, Juan Antonio Vigar; esto es, sin alfombra roja, sin corrillos a la espera de famosos, con rígidos protocolos sanitarios en todas las proyecciones y encuentros y con una dosis de glamour considerablemente menor.

La consecuencia directa es que este miércoles, al contrario de lo que venía siendo norma hasta 2019, pocos signos aventuraban a pie de calle que el Festival de Málaga se disponía a inaugurar el jueves 3 una edición que se prolongará hasta el día 13, con un día añadido al plan habitual para aligerar la programación de cada jornada y así garantizar una mayor adecuación sanitaria de los espacios implicados.

 

Quizá la novedad más destacada se encontraba en la calle Larios, en el montaje de la exposición de retratos cinematográficos de Ana Belén Fernández; por lo demás, sólo algunos carteles anunciadores en Alcazabilla y la Plaza de la Merced recordaban que el Festival de Málaga ya está aquí. Todo sucederá, al más puro estilo contrarreformista, de puertas adentro.

 

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