Sus pueblos gozan de un extenso patrimonio natural, monumental y cultural pero, sin lugar a dudas, son sus gentes, abiertas y hospitalarias, su mayor patrimonio.
Ya sea por el salero y la gracia de sus gentes o por el encanto de sus pueblos llenos de luz y color, el caso es que Sevilla es uno de los lugares más apreciados de España, sobre todo en el exterior. Emplazada en plena Vega y Campiña del río Guadalquivir, y a orillas de éste, la provincia conforma una aglomeración urbana compuesta por 105 municipios que se extiende hacia el Aljarafe, las Marismas y Doñana, la Sierra Norte y la Sierra Sur, donde se combina la modernidad en infraestructuras de comunicaciones y servicios con la tradición heredada a través de los siglos.
Las cualidades turísticas de esta tierra se revelan en una oferta de ocio completa y variada basada en la cultura, la historia y su amplio patrimonio monumental. La cultura del campo, la cultura del toro y el caballo, las fiestas, el flamenco, los museos y teatros y la artesanía son muestra de este amplio abanico cultural.
Para descubrir su gran variedad de paisajes y el encanto de los enclaves sevillanos existen diferentes rutas que hacen las delicias del caminante, del ciclista, de aquellos a los que les gusta descubrir paraísos naturales sin prescindir de la comodidad del coche, de los amantes de la aventura en 4×4, de los paseos a caballo, la cultura, costumbres, historia, gastronomía…Un sinfín de posibilidades que ponen al alcance de la mano la oportunidad de descubrir una tierra bella y abierta.
Para todos los gustos
Para los amantes de tiempos pasados, la Ruta de los Castillos supone un recorrido por una treintena de municipios de la provincia sevillana, de norte a sur, en los que permanecen, como testigos mudos de la Historia, muestras de castillos, unas veces restos de fortificaciones, otras herencia viva legada por musulmanes y cristianos. El castillo de la Monclova, en Fuentes de Andalucía; el almohade de Estepa; el de Côte, en Montellano; el castillo de Las Aguzaderas, en El Coronil; el castillo de Morón de la Frontera; el castillo de Alcalá de Guadaira; el castillo de Luna o el Monasterio fortificado de San Isidoro del Campo, en Santiponce, son algunos ejemplos que se pueden admirar a lo largo de la ruta.
Por el término municipal de Guillena, siguiendo el cauce de las Riveras de Huelva y Cala (donde se encuentran los embalses de El Gergal, Contraembalse de Guillena, Cala y la Minilla), desde El Carambolo hasta los Lagos del Serrano, discurre la Ruta ecuestre del agua, un recorrido inmejorable para contemplar la riqueza del ecosistema mediterráneo en su máximo esplendor, pues la flora y la fauna hacen de estos lugares un museo natural en el que el visitante queda fascinado ante tal derroche de naturaleza, riqueza de colorido, sonido y aromas.
La Ruta de Artealia discurre por la Campiña sevillana, territorio de gran fertilidad situado entre la zona del Bajo Guadalquivir y los cerros de la Sierra Sur. En este tramo, los municipios de Écija (“Ciudad de las Torres”), Carmona (“Lucero de Europa”), Osuna (“Ciudad Monumental”) o Marchena (“la Bella Desconocida”) son dueños de un gran patrimonio histórico-artístico, así como de arraigadas tradiciones y costumbres, una rica artesanía y una magnífica gastronomía. En ellos encontraremos los importantes legados romano y musulmán, un desbordante barroco y unas bellísimas muestras de arquitectura civil. Las magníficas casas palacio dan fe de su notable pasado.
A la mesa
La riqueza gastronómica de la provincia es tan variada como sus paisajes. Deliciosas recetas de antaño que han pasado de generación en generación y donde se funden la cocina tradicional y moderna sorprenden a los paladares más exquisitos.
La costumbre de «tapear», muy extendida entre sus gentes, es de lo más característico y la podemos descubrir en cualquier lugar de la ciudad, desde las históricas tascas o tabernas, repartidas por toda Sevilla y la mayoría con más de 100 años de antigüedad, a los restaurantes de la provincia, donde se pueden degustar los típicos manjares de la tierra, como las magníficas chacinas y productos serranos elaborados con cerdos ibéricos de la mejor calidad o los excelentes guisos con carne de caza, pasando por las maravillosas verduras y hortalizas que se cultivan por la zona y que son la base indiscutible de todas las elaboraciones. Todo ello acompañado por el vino de las tierras vecinas, como el del Aljarafe, el de Jerez, la dorada Manzanilla o el de Montilla.
Siendo el olivo una de las señas de identidad de la provincia de Sevilla desde hace miles de años, se hace imprescindible conocer más de cerca la extraordinaria variedad de aceites del olivar sevillano. La Ruta del aceite recorre los municipios más identificados con el ‘oro líquido’, siendo éste el itinerario perfecto para descubrir las localidades de Dos Hermanas, Pilas, Morón de la Frontera, Arahal, Utrera, Los Molares, El Coronil, Montellano, Coripe, Marchena, Osuna, Estepa y La Roda de Andalucía.
La Ruta del arroces otro de los recorridos que merece la pena realizar. Un itinerario por la Naturaleza, el patrimonio cultural y la gastronomía de doce municipios cuya historia no puede entenderse sin su cultivo y sin la presencia del río Guadalquivir a su paso.
