¿Por qué en invierno nos lloran más los ojos?

Ya está aquí el invierno, una época del año en la que a los españoles les lloran los ojos de manera más frecuente ya que éstos se exponen a temperaturas más bajas que hacen que la superficie ocular se reseque. Y es que, según los expertos, cuando la película lagrimal se altera y se evapora más rápido, nuestros ojos responden generando, como mecanismo de defensa, más lágrimas para hidratarse produciendo ese constante lagrimeo que puede llegar a resultar muy molesto.

Invierno

Además, este lagrimeo reflejo, aunque parezca contradictorio, está asociado a la sequedad ocular debido a, por ejemplo, las bajas temperaturas, la poca humedad por el uso de calefacciones o al viento. Estas lágrimas suelen ser de peor calidad, lo que puede derivar en síntomas tan molestos como irritación, escozor o sensación de arenilla relacionados con el ojo seco. Por ello, los expertos nos muestran todos los motivos por los que tenemos los ojos llorosos durante estos meses:

1. Frío y viento

El frío es una de las principales causas de lagrimeo en los meses de invierno. Cuando las temperaturas descienden los ojos se resecan, haciendo que las glándulas lagrimales produzcan más lágrimas. Además, el frío puede provocar la constricción de los vasos sanguíneos, reduciendo el flujo sanguíneo y potenciando la sensación de sequedad, lo que también provoca lagrimeo.

Por su parte, el viento aumenta la velocidad de evaporación de la película lagrimal, lo que estimula la creación de más lágrimas. Además, el viento también arrastra motas de polvo, arenilla, parte del maquillaje o, incluso, insectos que pueden meterse en los ojos e irritarlos y que estos respondan con lágrimas para tratar de limpiarse.

Proteger nuestra cara con gorros o sombreros ayuda a reducir la exposición directa al frío, además, las gafas de sol protegen nuestros ojos del viento y de las bajas temperaturas. Es importante que las gafas de sol que usemos tengan protección contra los rayos ultravioleta y que sean grandes y envolventes para evitar que el viento entre por los laterales. Además, si es posible, hay que tratar de evitar situaciones en las que se esté expuesto directamente a corrientes de aire frío, buscando un lugar resguardado.

2. Uso prolongado de las calefacciones

En esta época del año y debido también al frío, se utilizan mucho las calefacciones en los interiores, esto hace que la humedad disminuya y se reseque el ambiente, favoreciendo la evaporación de la lágrima y provocando molestias que la superficie ocular se evapore más rápidamente haciendo que el ojo se seque, se irrite y se produzca picazón, enrojecimiento, hinchazón y lagrimeo. Mantener un ambiente húmedo y fresco es fundamental para tener los ojos hidratados. El uso de humidificadores ayuda a prevenir la sequedad ocular causada por el aire seco de las calefacciones en invierno.

3. Alergias invernales

Aunque la mayoría de las personas asocian las alergias a los meses de primavera, en invierno hay muchos motivos por los que podemos tener alergia que nos provoquen lagrimeo, estos son algunos de ellos:

Polen de las cupresáceas

La polinización de este tipo de árboles y arbustos comienza en diciembre y alcanza los niveles máximos entre enero y febrero. Las cupresáceas más frecuentes en España son el ciprés, la arizónica, el enebro, la tuya y el cedro. En los últimos años se han plantado mucho en jardines públicos y urbanizaciones, por lo que las personas con alergia a al polen de las cupresáceas suelen picarles los ojos y producir lagrimeo en esta época del año.

Mascotas y ácaros

En invierno, al pasar más tiempo en lugares interiores y cerrados aumenta la exposición a las pelusas y caspa de las mascotas, también a los ácaros del polvo, unos microorganismos que se encuentran en las viviendas. En ambos casos la exposición a estos alérgenos pueden desencadenar reacciones alérgicas a nivel ocular, como los ojos llorosos.

Moho

Se trata de un alérgeno frecuente en lugares húmedos como sótanos y baños. Las esporas de moho pueden liberarse en el aire y provocar síntomas alérgicos.

Hay algunas medidas que se pueden tomar para minimizar la exposición a los alérgenos y aliviar los síntomas:

– Consultar el pronóstico del polen para evitar las horas de altas concentraciones y usar mascarillas si fuese necesario.

– Mantener la casa limpia para reducir la presencia de ácaros y polvo.

– Lavar nuestra ropa con agua caliente para eliminar el polen que se ha acumulado y no tenderla en el exterior.

– Usar almohadas y colchones antialérgicos.

– Mantener a nuestras mascotas limpias y cepillarlas regularmente para reducir la caspa y el exceso de pelo.

Si aún así tenemos síntomas, deberemos consultar a un especialista para que nos realice las pruebas necesarias para saber exactamente el tipo de alergia que podemos tener y que determine cuál es el mejor tratamiento a seguir.

4. Cansancio y fatiga ocular

Al pasar más tiempo en casa, acabamos realizando tareas que requieran una concentración visual más prolongada, como leer, usar el ordenador, ver la televisión o utilizar el móvil, esto puede provocar cansancio y fatiga ocular que suelen provocar síntomas molestos para los ojos como dolor y picazón que hace que nuestros ojos pueden acabar llorosos e irritados.

Si nuestros ojos lloran como consecuencia de un uso prolongado de las pantallas de los ordenadores o los móviles deberemos fijarnos unos periodos regulares de descanso. La regla 20-20-20 es una opción ideal, consiste en descansar la vista 20 segundos cada 20 minutos mirando a un objeto a una distancia de 20 pies (6 metros).

5. Lentes de contacto

En todas las épocas del año, el uso de lentes de contacto puede causar irritación de la superficie ocular y lagrimeo si no se manipulan o higienizan correctamente. Antes de manipularlas es imprescindible lavarse bien las manos con agua y jabón. Las lentes de contacto deben estar limpias y almacenadas correctamente, en un estuche apropiado, limpio y con solución específica. Es conveniente cambiar el líquido a diario y renovar el estuche regularmente. Respetar el tiempo de uso y reemplazo de la lentilla. Además, quitárnoslas antes de ducharnos para evitar que entren microorganismos y no dormirse con ellas puestas.

Además de lo dicho anteriormente, Viviana Outeda , óptico-optometrista a cargo del Área de Contactología y Servicios de Salud Visual de General Optica nos da unos consejos para evitar el lagrimeo excesivo en invierno:

Utilizar lágrimas artificiales

Las lágrimas artificiales o gotas lubricantes ayudan a mantener nuestros ojos hidratados, reduciendo la sensación de sequedad e irritación. Se pueden aplicar varias veces al día.

Parpadear con frecuencia

Forzar el parpadeo voluntariamente ayuda, en gran medida, a reducir la sensación de irritación de los ojos y de sequedad, favoreciendo la hidratación del ojo de forma natural.

No frotarse los ojos

Frotarse los ojos cuando sentimos picor, cuando nos lloran, o incluso cuando el viento introduce algo dentro, puede ser muy perjudicial para nuestra salud ocular, al hacerlo, especialmente si no tenemos las manos limpias, podemos introducir gérmenes y bacterias que aumentan el riesgo de padecer infecciones oculares. Además, también podemos ocasionarnos pequeñas lesiones en los ojos. Lo recomendable es aguantar el picor y lavar bien los ojos con una solución de baño ocular o suero fisiológico. En caso de tener que sacar algún cuerpo extraño habría que hacerlo con sumo cuidado y mejor utilizando un pañuelo limpio.

Mantenerse hidratado

Mantenerse hidratado es fundamental para disfrutar de una buena salud ocular. Beber suficiente agua favorece la estabilidad de la película lagrimal.

Acudir a un especialista regularmente

Acudir al especialista regularmente es la mejor forma de prevenir y tratar los ojos llorosos, ya que éste nos dará las pautas más adecuadas, analizando las causas que los provocan y asegurándose de que sigamos un tratamiento personalizado.

Entradas relacionadas

Deja tu comentario