Celebrar San Juan en Puerto Rico: una noche mágica de agua y fuego

Cada 23 de junio, alrededor del mundo se celebra la Noche de San Juan, una festividad ligada con tradiciones y supersticiones en la cual el fuego y el agua cobran especial protagonismo. En Puerto Rico coincide con la fiesta oficial de su capital, San Juan, por lo que se presenta como el lugar idóneo para celebrar la noche más corta del año por todo lo alto.

San Juan

Origen de San Juan

En un principio, esta fiesta giraba en torno a la adoración al dios sol. En la tradición pagana se encendían hogueras para dar más fuerza al sol y prolongar la luz, ya que a partir del solsticio de verano, el 21 de junio, los días empiezan a acortarse.

Más adelante, con la cristianización, se decidió adaptar la fiesta bajo un punto de vista  religioso, coincidiendo con el nacimiento de San Juan Bautista, el patrón de la capital puertorriqueña. La noche de San Juan se relaciona principalmente con el agua, con la que se bautizó a los primeros cristianos, y con el fuego puesto que, según la Iglesia, el padre de Juan mandó anunciar su nacimiento con una hoguera.

Tradición puertorriqueña

En Puerto Rico, San Juan se dedica a la relajación y al ocio. Las familias y los amigos  se reúnen para pasar el día en la playa, donde las barbacoas, la música y el baile se prolongan hasta tarde. Según la tradición, a medianoche miles de personas se zambullen de espaldas en el agua —ya sea en un río, el mar, o incluso una piscina— de tres a nueve veces, para atraer la buena suerte. Otros acostumbran a realizar grandes fogatas y saltar sobre éstas con la intención de “purificarse”, coincidiendo con la costumbre en España.

Para celebrarlo como un lugareño más, es recomendable llegar temprano, a fin de conseguir un buen sitio cerca de la orilla. Para evitar las zonas concurridas, los hoteles de la isla suelen organizar fiestas privadas para celebrar la ocasión.

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