Escarpados acantilados frente al océano, largas extensiones de arenas claras y pequeños pueblos pesqueros congelados en el tiempo: la extraordinaria costa de casi 200 kilómetros que bordea el Alentejo, entre las mejor preservadas de Europa, esconde playas de asombrosa belleza.
Este año, 39 de estas joyas naturales repartidas por la región (31 situadas en la costa, más 8 playas fluviales) han vuelto a ser reconocidas con el distintivo de la bandera azul, que certifica las playas que cumplen con altos estándares en materia de calidad del agua, limpieza e infraestructuras.
Ocultos oasis de arena y mar para el calor del verano
Exclusivo y encantadoramente salvaje, el litoral alentejano ofrece a los amantes de la playa y el sol un retiro tranquilo y auténtico. A continuación, una selección de las más distinguidas playas galardonadas con la bandera azul:
- Porto Covo. En el corazón del Parque Natural del Sudoeste Alentejano y Costa Vicentina, la playa Grande de Porto Covo es un refugio de paz entre formaciones rocosas. A poca distancia y entre los límites de la misma localidad pesquera, también se encuentra la playa de la Ilha do Pessegueiro, frente a la cual se erige una singular y desierta isla con el mismo nombre.
- Zambujeira do Mar. Destino ideal para surfistas y amantes de la naturaleza, esta playa se encuentra protegida por altos acantilados que ofrecen al atardecer unas vistas panorámicas inolvidables.
- Melides. La extensa y llana playa de Melides se ha popularizado entre los celebrities por su privacidad y su atmósfera de sencilla elegancia. Además, la zona cuenta con una fauna y flora privilegiadas gracias a su laguna, que conecta con el mar y riega los arrozales del interior. Entre Melides y la más popular Comporta encontramos otras playas con el distintivo de la bandera azul, como la Praia do Pego y la Praia do Carvalhal.
- Troia. La atractiva península de Troia cuenta con tres playas rodeadas de dunas y bañadas por un mar tranquilo: Tróia-Mar, Tróia-Galé y Tróia-Bico das Lulas. Desde ellas se avista, al otro lado del estrecho, la Sierra de Arrábida, ofreciendo unas vistas incomparables a quienes allí descansen.
- Almograve. Las playas de Almograve Norte y Sul, limitadas por altas dunas, presentan una particular orografía de rocas que se adentran en sus aguas azules. Tras descansar en la orilla, no puede faltar una visita a alguno de los muchos restaurantes de la localidad que ofrecen auténtica gastronomía alentejana a base de pescados y mariscos frescos
Refugios de interior a salvo de las olas y la sal
No solo el litoral tiene playas en Alentejo, pues el interior de la región se encuentra surcado por ríos y lagos con playas fluviales perfectas para el descanso y los deportes acuáticos:
- Lago de Alqueva. Muy cerca de la frontera con España se encuentran las playas fluviales de Mourão, Monsaraz y Amieira, idóneas para practicar piragüismo o navegar. Más al norte puede encontrarse Azenhas d’El-Rei, otra buena opción para un día de desconexión en el verde entorno de este gran lago.
- Albufera de Tapada Grande. A las afueras de la amurallada Mértola encontramos otro gran embalse con una playa de fina arena blanca.
- Embalse de Santa Clara. La albufera de Santa Clara, en el curso del río Mira, cuenta con orillas llenas de vegetación y pequeñas piscinas artificiales para los niños. Es recomendable aprovechar para dar un paseo por el cercano pueblito de Odemira, afamado por su cerámica artesanal.
Lugares de descanso y ocio más accesibles
En 16 de las playas alentejanas también ondea la bandera blanca con el símbolo de Praia Acessível, una distinción que solo existe en el país luso e identifica las playas adaptadas para personas con dificultades motrices. Dichas playas disponen de aparcamiento reservado, accesos y pasarelas especiales, aseos adaptados y, en muchas ocasiones, también equipamientos para facilitar el acceso al agua.
Estos lugares de baño, entre los cuales se cuentan la espectacular playa de Zambujeira do Mar; las tranquilas playas fluviales de Mourão, Monsaraz, Amieira y Cinco Reis; o las amplias y llanas playas de São Torpes y Vasco da Gama en Sines, entre otras, permiten el descanso junto al agua a los viajeros con movilidad reducida o silla de ruedas.