Formentera es sinónimo de ‘sol y playa’. Pero hay muchos más motivos para disfrutarla de otra manera, más allá de los chapuzones. Las suaves temperaturas primaverales de esta isla balear son toda una invitación a recorrer a pie o en bicicleta su treintena de rutas verdes, a disfrutar del avistamiento de aves, a relajarse con solitarios paseos por la dorada arena de sus playas, despobladas de toallas y bañistas; a saborear su deliciosa slow food… Y como no, a enamorarse con los melancólicos atardeceres del cabo de Barbaria, junto a…
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