No tiene un paisaje tan delicioso como la Bahía de Halong en su vecino del este, Vietnam; ni unas fantasmagóricas ruinas como las del Templo de Angkor, en su también vecino del sur Camboya; tampoco las sublimes playas de Tailandia al oeste o la profusión de doradas pagodas de la cercana Myanmar. Por supuesto tampoco posee los múltiples recursos del gran vecino del norte, China, con quien comparte una mínima frontera… Pero tal vez esas carencias sea uno de los grandes encantos de Laos, la «Cenicienta del Sudeste Asiático».
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