Si eres un gourmet, te apasiona la naturaleza, relajarte en la playa, o simplemente te atrae lo exclusivo, no puedes perderte el Palacio de la Helguera, un auténtico referente del lujo y el destino perfecto para unas vacaciones de ensueño este otoño.
Enclavado en los pintorescos valles pasiegos, a tan sólo media hora en coche de la señorial ciudad costera de Santander, emerge este imponente palacio de cuento de hadas, que transporta a sus visitantes a un viaje en el tiempo.
La Helguera hunde sus raíces en el Siglo de Oro de nuestro país, convirtiéndose en un refugio idílico que cobra nueva vida durante la estación otoñal. ¿Aún no sabes por qué deberías considerar una visita a este tesoro histórico durante esta época del año? ¡Toma nota! A continuación te lo contamos.
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Un paraje cual lienzo dibujado por la naturaleza
Los valles pasiegos se tiñen de colores cálidos y vibrantes en otoño, creando un paisaje de espectacular belleza que rodea al Palacio de La Helguera. Los árboles se visten de colores dorados y cobrizos, mientras que la brisa fresca embriaga al visitante con el aroma a las hojas que se desprenden de los árboles durante esta estación. Cada ventana del palacio traslada a sus huéspedes a la naturaleza en su máximo esplendor.
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Un refugio de paz y serenidad
El Palacio de La Helguera ofrece una experiencia única que garantiza una estancia de tranquilidad y sosiego. Con sólo 11 habitaciones, cada detalle está diseñado para brindar un ambiente de intimidad y relajación.
El sonido de la brisa entre los árboles y el rumor de los animales que pastan en las cercanías constituyen la banda sonora perfecta para desconectar del ajetreo y el estrés de la vida moderna.
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Rincones con historia
Caminar por los pasillos del Palacio de La Helguera es una cita con la Historia (con mayúsculas) de nuestro país. Desde la majestuosidad de la gran escalera de piedra hasta los más pequeños detalles de la decoración, con muebles traídos de los cinco continentes y centros florales frescos, la esencia del pasado cobra vida en cada rincón, gracias a la encomiable labor de una de las mejores interioristas y decoradoras de nuestro país, Malales Canut. Pernoctar aquí supone una inmersión en la historia y la cultura de la región.
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Placeres para el cuerpo y el paladar
En el corazón del palacio, una piscina de borde infinito se convierte en el escenario perfecto para contemplar los impresionantes atardeceres otoñales. Si buscas aún más relajación, el spa te espera con sus tratamientos revitalizantes. Además, el restaurante Trastámara ofrece una experiencia gastronómica única, donde la cocina cántabra se fusiona con lo mejor de la tradición gastronómica criolla y con los vinos producidos en las mejores bodegas de nuestro país. ¿Qué más se puede pedir?
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Acceso a tesoros cercanos
La ubicación estratégica del Palacio de La Helguera te coloca a poca distancia de Santander y sus encantos costeros. Un corto trayecto te separa de las playas doradas y el mar Cantábrico. Sin embargo, el verdadero atractivo reside en el camino: el viaje desde el palacio hasta la ciudad te brinda la oportunidad de explorar pueblos fascinantes, campos ondulantes y paisajes que parecen sacados de un relato de fantasía.
Ya sea para los amantes de la historia, los entusiastas de la naturaleza o aquellos que buscan un refugio de paz, este rincón histórico en los valles pasiegos promete una experiencia inolvidable en esta estación mágica.