El archipiélago de Okinawa, situado al sur de Japón y conocido por la longevidad de su población, reza un mantra del acervo popular mundial y que sólo pocos dominan: «la alimentación es la medicina de la vida».
Como ejemplo de esta actitud pro salud, las mujeres de la isla tienen una mayor esperanza de vida a las del resto del planeta, los habitantes de la región registran menores niveles de pacientes con cáncer, enfermedades mentales y problemas de corazón que cualquier otro punto del país, y la esperanza de vida al nacer es de 89,9 años para las mujeres y de 80,8 años para los hombres.
¿El secreto? Alimentación y actitud positiva
La alimentación basada en frutas, verduras y algas es uno de los puntos clave de esta codiciada ‘anomalía’. Es por ello que también se promueve el mantenerse activo en zonas exteriores para recibir vitamina D del sol, realizando actividades por y para este hábito, desde jardinería hasta horticultura para conseguir así estos saludables alimentos basados en verduras y plantas frescas como el jengibre, artemisa o cúrcuma, entre otros.
Además, la gestión del flujo del tiempo, conocido como «Uchina Time» no está marcado por el minutero del reloj, sino que simplemente todo comienza más tarde de lo programado para no generar estrés y tomarse la vida de una manera relajada y lenta. La buena relación con la familia, los vecinos y los amigos, una férrea red de lazos denominada «Moai», también contribuye a su bienestar por la seguridad emocional y financiera que aporta; es tal que cada persona contribuye con una aportación económica que se utiliza para ayudar a uno de sus miembros cada año.
¿Y si enfermo? En la historia de esta prefectura, antiguo Reino de Ryukyu, los espíritus malignos utilizaban la magia para enfermar a la población, por lo que se crearon, las hasta hoy perseguidas por la autoridad, figuras de los Yuta, médiums de espíritu femenino para combatirlos.
