Nueva York

La cuidad que nunca duerme. Nueva York es mucho más que calles repletas de gente, tráfico o consumismo. Es una ciudad llena de vida, llena de cultura y un ambiente propio de las películas de Hollywood.

Puente de Brooklyn © Pablo Menéndez

Texto y Fotos: Pablo Menéndez Lapuente (@pablobackhome)

Por fin llegó aquel mes de septiembre, en el que una pequeña maleta, el pasaporte encima de la mesa y la cámara en mano fueron más que suficiente para embarcarme en el viaje más increíble hasta el momento.

El lugar dónde pasé los 10 días en los que permanecí en la ciudad fue en la parte norte de Manhattan, en el barrio de Inwood. La mayor parte de la gente de la zona era hispana, algo que difería mucho respecto al centro de la ciudad. Después de llegar y sufrir por la noche el estrés del yet lag, me levanté pronto y cogí el metro neoyorquino, dirigiéndome hacia la otra punta de Manhattan, y así coger el ferry que llevaba a Ellis Island.

nueva york
World trade center memorial.

De camino, en el metro, me sentía parte de otro ambiente completamente distinto al madrileño. Se sentía tendencia, estilo, la diferencia de clase social, desde un hombre sentado en un banco cuyas únicas pertenencias caben en un carrito de la compra hasta el gran ejecutivo con una amplia sonrisa hablando con su iPhone.

Ya en el ferry, comenzabas a ver lugares y momentos que ya estaban antes en tu cabeza, tal vez de los cientos de producciones americanas. Cada vez más cerca, la estatua de la libertad, uno de los grandes símbolos americanos que se alzaba con su brazo sobre la gran manzana. Algo curioso respecto a esta estatua es que no es tan grande como se imagina. Aun así, impresiona.

A lo lejos, el World Trade Center por encima del resto de rascacielos. Ya en Ellis Island, aproveché para visitar el museo, algo que recomiendo. Las vistas de la ciudad desde el antiguo refugio de inmigrantes dejaban ver el llamado Skyline de Manhattan.

De nuevo otra vez en la ciudad, subí por West St hasta llegar al Memorial, una enorme piscina con un gran agujero que parece que no tiene fondo, en honor a las víctimas del 11S. Algo que parecía infinito y que me transmitía calma. Después de callejear me encontré con otro clásico de Nueva York, China Town. Un barrio de raza predominantemente china, y que desde luego llama mucho la atención el cambio brusco que se produce al poner el pie y atravesar el cartel con el nombre de dicho barrio.

Bastó poco tiempo para comer en cualquier restaurante de la zona, y así meterme entre sus gentes. Para terminar el día, decidí acercarme al puente de Brooklyn hacia el atardecer y poder disfrutar de las vistas y de las luces de la ciudad.

Vistas desde Brooklyn © Pablo Menéndez

pablobackhome.com

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