Ser, como es, una de las sierras de nombre más bonito en el mapa mundi no ha supuesto ser una de las más conocidas. La distancia no es el motivo ya que la Sierra de la Estrella es nuestra vecina portuguesa. Conocerla a fondo es cuestión de tiempo, mucho tiempo , puesto que se trata de la cadena montañosa más grande de Portugal. Quererla, en cambio, es algo inmediato. Se adora desde el primer paso por alguno de los 375 km de recorrido en senderos señalizados que han descubierto, antes que nosotros, muchos turistas del norte de Europa.
La sierra más grande y con el punto más alto de Portugal continental ( Torre con sus 2000 metros), fue considerado también el lugar con el aire más puro y allí se instalaron hace más de 100 años las primeras casas particulares para atender a enfermos de tuberculosis. Hoy, obsoletas por los avances médicos, de algunas solo quedan las ruinas mientras que otras, en medio de una geografía imponente, permanecen inalterables como viviendas vacacionales que, por estética podrían confundirse con construcciones noruegas.
En esa inmensidad de parque al que la nieve visita imprevisiblemente y en el que se encuentra la única, y pequeña, estación de esquí del país, se pueden realizar inacabables rutas de senderismo, paseos en bicicleta o recorridos a caballo. Cuando llega el verano, la laguna Valle do Rossim se convierte en la playa fluvial mas alta de Portugal a la que acuden familias completas para disfrutar del agua, la sombra, los deportes náuticos y, en definitiva, la naturaleza.
El añoso valle glacial formado hace 20.000 años ha dejado su impronta en el paisaje en el que asoman enormes afloramientos de granito con curiosas formas y en sorprendente equilibrio. Bajo alguna de esas moles, hace ya muchos años, los pastores crearon sus cabañas que hoy manteniendo sus puertas abiertas sirven de refugio a quien necesite un respiro durante su caminata. Lagunas, cascadas, ríos, alcornoques, hayas, pinos, brezo, aves, jabalíes o búhos son los residentes fijos de esta sierra en la que habitan unas 50.000 personas.
Es frecuente que las visitas tomen la localidad de Manteigas como referente puesto que es una de las poblaciones que, además de hermosa, cuenta con mayor número de servicios. Si ese es el caso, la visita a Burel Factory es algo a tener en cuenta por distintas razones aunque la principal, a mi entender, es que ha recuperado una tradición que a punto estuvo de extinguirse. Con pura lana virgen y tras poner a punto maquinaria del pasado siglo ha retomado la cultura artesanal que los pastores usaban para combatir el frío. Los nuevos diseños y colores de burel, un tejido de densidad similar al fieltro capaz de repeler el agua y las llamas, han permitido colocar en el mercado mantas, artículos del hogar, bolsos o abrigos que, pese a ser del mismo tejido, no tienen parangón con las rudimentarias capas de los pastores. A ellos se les debe también otro de los éxitos gastronómicos de la sierra : el cremoso queso de la Sierra de la Estrella elaborado con la leche de las ovejas de la zona, semejante al queso del Casar, y que sustituye el cuajo por cardo.
Sin salir del parque de la Sierra de la Estrella se pueden visitar algunas de las aldeas históricas mejor conservadas del país. Para acceder a ellas, debido a las constantes curvas en ascenso, hay que dedicar tanto tiempo al trayecto de llegada como a la visita en sí misma. En Monsanto, escenario de juego de Tronos, no hay que dejar de visitar el castillo ni admirar las mastodónticas rocas que
parecen ser la boina con la que se protegen algunas casas. Una de las aldeas mas antiguas es Sorthella, con inalterable belleza renacentista en las callejuelas que se apiñan en el anillo defensivo del castillo. La comunidad judía se estableció en Belmonte en la edad media y desde el castillo se aprecia la coqueta judería, el museo y la sinagoga, inaugurada a finales del pasado siglo.
Alojamiento:
A la espera de la llegada de un tercer hermano que verá la luz próximamente, el proyecto de Burel Mountain Hotels, está conformado en la actualidad por dos alojamientos que por su compromiso con el medio ambiente y concepto arquitectónico destacan en Manteigas, donde se puede visitar el Centro de Interpretación de la Sierra de la Estrella. Se trata de Casa das Penhas Douradas y Casa de São Lourenço, a corta distancia uno de otro con la marcada diferencia que suponen los 300 metros de altitud, pero con la misma premisa de hospitalidad.
Más cerca del cielo, es decir a más altura, se encuentra Penhas Doradas, bautizado con el mismo nombre de la zona en la que el sol provoca ese tono al reflejarse sobre el cuarzo, componente del granito que en grandes moles está presente en buena parte de esta sorprendente sierra. Perfectamente integrado e inspirado en la arquitectura local, el hotel de 17 habitaciones y una suite de vistas
panorámicas, está íntegramente remodelado con materiales naturales como corcho y madera de abedul.
Casa de São Lourenço continúa la senda de una de las primeras posadas de Portugal que en su origen, hace ya 75 años, pretendía ser un “hotel que no pareciera un hotel”. Las progresivas actualizaciones hasta su apertura en 2018 han permitido la conservación del mobiliario diseñado por María Kell, una de las artistas portuguesas mas relevantes del siglo pasado, y la incorporación de piezas únicas de artistas contemporáneos tanto en los espacios comunes como en las 17 habitaciones y 4 suites.
Los hoteles, 4 y 5 estrellas respectivamente, disponen de piscina climatizada y ofuro, ideales tras un día de excursión en el que los clientes son recibidos con una merienda. En ambos se facilitan bicicletas, se aconsejan rutas de distintas duraciones y, diariamente, acompañan al cliente que lo desee en rutas y de hora y media de duración. Los menús en sus respectivos restaurantes Nubbin y Fatiga , que parece sobre volar sobre el glaciar del Zēzere, disponen de alternativas infantiles y las cenas, siempre a la carta, permiten el acompañamiento de grandes vinos del país gracias a la selecta bodega.
En las instalaciones de Burel Mountain Hotels, la magia del burel empapa los cuartos mediante elementos decorativos y como parte del mobiliario.