Adéntrate en el misterio de las Líneas de Nazca

¿Quien no ha oído hablar de las líneas de Nazca? Las que son uno de los más importantes legados de las antiguas culturas pre-incas peruanas todavía hoy siendo un misterio.

Las Líneas de Nazca, llamadas así desde su descubrimiento en 1927, son el vestigio más increíble jamás dejado por una cultura forjada 300 años antes de la era cristiana. Se trata de geoglifos y trazos rectilíneos dibujados a base de surcos de 20 centímetros de profundidad que forman imágenes zoomorfas y fitomorfas de casi 500 metros de longitud. Representan aves de hasta 275 metros de largo, colibríes gigantes, cóndores, la garza, la grulla, el pelícano, la gaviota, el loro, un mono, una araña, un caracol, una lagartija, una ballena de 27 metros, un perro con patas y cola largas, dos llamas…

Los geoglifos, que cubren unos 450 kilómetros cuadrados, fueron realizados por la cultura Nazca (siglos 200 a.C al 700 d.C) y declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1994. El hecho de este prodigio  sólo pueda ser observado en su totalidad desde el aire, a 1.500 pies de altura, hace que estas imponentes y enigmáticas Líneas de Nazca hayan dado lugar a múltiples teorías sobre su origen, sus usos y las habilidades de los que las crearon.

Y es que son muchas las teorías en torno a estos misteriosos grabados -desde la que sugiere pistas de aterrizaje para seres extra terrestres hasta la que ve en las líneas un gigantesco sismógrafo. Pero lo más probable es que, como señalara María Reiche, estudiosa alemana que dedicó su vida al estudio de las líneas, se trate de un monumental calendario astronómico cuyas figuras marcaban los distintos periodos o fases solares. Fue también Reiche, llamada por los lugareños el «ángel de las pampas», la que descubrió la ancestral práctica de hacer hendiduras en el duro y seco suelo del desierto para recubrirlas con piedras extraídas de lejanos parajes. El componente de yeso natural que existe en la región habría contribuido a fijar, durante miles de años, las ya célebres imágenes que superan la treintena.

Otros mantienen teorías que van desde que las líneas tuvieron una función ritual vinculada a la astronomía, hasta que fueron un culto a la fertilidad. Otras excavaciones descubrieron en pequeñas cavidades en los geoglifos ofertas religiosas de productos agrícolas y animales, sobre todo marinos, lo que podría significar que los dibujos formaban un paisaje ritual cuyo fin debió ser propiciar la invocación del agua.

Todo ello es un misterio que quizás nunca llegue a resolverse. Lo que sí nos queda es la posibilidad de verlas desde el aire a bordo de una avioneta y apreciar toda su inmensidad y belleza.

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